lunes, 13 de noviembre de 2017

La guerra no tiene rostro de mujer - Libro


Autora: Svetlana Alexiévich
Año: 2008
Páginas: 365
Sello editorial: Debols!llo (Penguin Random House)

Para quienes no la conozcan Svetlana Alexiévich es una periodista ganadora del Premio Nobel de Literatura por obras como ésta, obras en las cuales trae a la luz los relatos de personas que atravesaron momentos desgarradores en la historia. Las historias de vida que ha seleccionado se concentran en el área de la ex URSS, dado que ella es de Bielorrusia, y en esa zona pueden imaginarse lo mucho que habrá por descubrir. Así me sucedió el año pasado cuando leí “Vocesde Chernóbil”, un tema del cual había tenido la oportunidad de ver un documental muy turbio y que desde entonces me interesaba mucho informarme, por lo que cuando leí el libro me resultó doloroso, y a la vez , informativo, ya que está contado de primera mano por sus testigos.

En el caso de “La guerra no tiene rostro de mujer” sucede lo mismo: entre 1978 y 1985 la autora comenzó un largo proceso de entrevistas a mujeres de la URSS (recordemos que esta cayó en 1991) que participaron en la Segunda Guerra Mundial y no sólo como enfermeras, sino también como francotiradoras de primera línea, tanquistas, guerrilleras partisanas, o mismo ¡aviadoras y lanzamisiles! Probablemente muchos no tengan idea de que hubo combatientes mujeres en la Segunda Guerra, yo no tenía idea. ¿Por qué? Nunca en los documentales se las muestra, mucho menos en la mayoría de las películas de Hollywood, ¿Cuándo damos SGM en el liceo? Tampoco; es como si la historia tapara todo eso y por eso la autora ve necesario el trabajo de traerlas a nosotros antes de que murieran con ellas sus experiencias de vida.  

Fuente

Cuando la autora terminó el proceso de recopilación y selección se vio en una URSS que no quería hablar del ser humano, del individuo que va a la guerra y pasa penurias, sólo querían hablar del héroe que representa el 9 de Mayo, El Día de la Victoria. El libro fue censurado y rechazado. No fue hasta el año 2002 que la autora se tomó el trabajo de reescribir la obra y recuperar todo lo que había sido tachado por la censura y su auto censura (porque ella misma también tachó algunos de los relatos más duros): Por ejemplo, al hablar de una guerrillera con un bebé en brazos, los nazis rodeándolos y la decisión de matarlo con sus propias manos para que un batallón de 50 personas no fuera descubierto y muerto por los llantos del bebé… esto es solo una muestra de lo que se puede encontrar en el libro.


DISCLAIMER: Antes que nada les voy a decir que no se asusten, no les voy a contar tooodo lo que pasa y deja de pasar, no me gustan las reseñas con spoilers y al ser un libro de entrevistas lo interesante es leer caso por caso. A continuación voy a hablar de los temas en general y los puntos que me parecieron más interesantes para resaltar. Aclaro que muchos hechos históricos en los relatos se mencionan por arriba ya que dan de hecho que somos de allí o que todos los conocemos, por lo que yo los profundizo un poco más.


El texto en si está dividido en partes: algunos arcos recopilan numerosos extractos de entrevistas, otros tienen entrevistas más extensas, pero en sí va pasando de tema en tema, mostrándonos distintas caras de unos años 40 en los que la URSS vivía la invasión de los nazis armados con tanques y aviones, y los soviéticos al comienzo a mano limpia, mandando  soldados a morir como carne de cañón para que, en un intento desesperado, les robaran las armas a los nazis.  

“Somos de una generación que creía que en la vida hay cosas que están por encima de la vida humana. La Patria y la Gran Idea. Bueno, y también Stalin. ¿Por qué negarlo? Las cosas como son.” Pág. 109


Los primeros relatos dan cuenta de esto, de la merma de hombres en la milicia a causa de que justamente no tenían con qué defenderse, y las mujeres por su parte que sentían un trabajo propagandístico del gobierno en los que solo un poster con una frase motivante o una canción podía ser motivo de que una jovencita de 16 o 17 años miembro del Partido, decidiera marchar a defender el honor de la patria, anotándose para ir donde los soldados perdían sus miembros, la salud física en general, la salud mental, y la vida misma. La ingenuidad y el orgullo las llevaban a donde todas perderían la juventud y sus sueños, la ignorancia hacía que parecía que ir a la guerra fuera un juego.

“¡Combatir! Esos carteles que ahora cuelgan en los museos: ‘¡La madre Patria te llama!’, ‘¿Qué vas a hacer por el frente?’, a mí por ejemplo, me influían mucho ¡Y las canciones! ‘Levántate, gran país… Levántate para la mortal batalla…’” Pág. 63


También se trae la otra cara del rechazo al gobierno de Stalin, todo el tema de “La gran purga”, en la que Stalin mandó a campos de concentración a Siberia a sus opositores políticos (o el exilio, como Trotsky) ,y todo ciudadano que tuviera opinión contraria. A esto se le suma el después de la guerra todo aquel que hubiera sido preso por los nazis y no se suicidara, sino que sobreviviera, era motivo de prisión. Muchos no volvieron de los campos de concentración, otros volvieron, pero regresaron peor que de la propia guerra.

Cartel propagandístico de un grupo opositor ucraniano
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Así también vemos que no todas eran voluntarias del partido: estaban las que iban solo por el amor a la patria o las que siendo del rubro sanitario eran citadas para ir a los hospitales o al frente para servir de enfermeras o médicas.

Por el medio del libro se reúnen los relatos que quizás para una mentalidad actual pueda ser de lo más curioso, y es cuando se habla de femineidad. Comentan el dolor que les significó dejar de usar vestidos, pelo largo y maquillaje para entregarse a una tarea de hombres. En esta parte lo que más me sorprendió fue que muchas hablaran sobre cómo el periodo se les desapareció por años y “dejaron de ser mujeres” – aunque claramente se debía al estrés y la desnutrición-  o el caso contrario, donde no tenían qué ponerse y las penurias que pasaban, porque el gobierno ni les proveía de ropa de sus talles e incluso la ropa interior era masculina.

Aviadora Fuente

El rol de la mujer en la guerra fue menospreciado; así se ve cuando mencionan que a algunas tardaron 30 años en condecorarlas, durante la guerra los hombres las menospreciaban así ellas fueran a capacitarse a academias y que incluso llegaran a tener más rango que los propios soldados que fueron citados para el combate sin ser preparados. Ellas estaban instruidas, cargaban con pesos superiores que al suyo cuando debían rescatar a los soldados heridos ¡Y sus armas! porque después no tenían con qué disparar (recuerden que arrancaron desarmados…), o mismo cuando debían cargar con los misiles que debían lanzar con sus propias manos. Ellas se sentían igual de capaces, pero aun así eran tratadas como niñas al comienzo de sus servicios, sobreprotegiéndolas, aunque una enfermera que fue citada contra su voluntad comenta el terror de ser la única mujer del batallón y de cómo la violentaban sexualmente –un solo relato en todo el libro, lo cual deja que pensar si eran los menos, o si muchas lo ocultaron-  y de yapa está el después de la guerra.  

Fuente

Tras la guerra estás grandes heroínas, que entregaron sus vidas, su juventud y sus sueños quedaron en su mayoría como solteronas. Pasaron de ser “hermanitas” (juego de palabras con “enfermera” en ruso), y protegidas por sus compañeros, a ser ignoradas por la sociedad entera que las tildaba de “Putas” (sin anestesia, así lo dice en el libro) algunas de ellas minusválidas, envejecidas y rechazadas por toda una sociedad que las trataba como si hubieran ido a la guerra “a conseguir macho”, a ir de parranda, a tener sexo con todo el batallón por diversión. Eso era lo que se pensaba de ellas; lo sé, indignante es poco.

“Yo rompí a llorar: ‘Habláis del honor, del respeto. Y mientras tanto esas chicas son casi todas solteras. Nunca se han casado. Viven en pisos compartidos. ¿Quién se compadeció de ellas? ¿Quién las defendió? ¿Dónde os escondisteis después de la guerra? ¡Traidores!’ En una palabra, les arruiné la velada…” Pág. 148


La última parte habla sobre algo que realmente me dolió mucho: fueron 30 páginas en las cuales cierra el libro hablando sobre el odio. Del odio a los nazis, del no poder perdonar, mismo la especie de traición a la patria y a sí mismas en un momento de piedad y de humanidad. Además de los relatos súper desgarradores que me costaron digerir que van de la mano lo más bajo del hombre.

Es una obra que nos cuenta muchas anécdotas que no son fáciles de leer; hay algunas más amenas cuando se aborda la temática del amor (que preferí no comentar para no hacer tan extensa la reseña), pero en general es muy duro. Es interesante de conocer para aquellos que disfrutamos descubrir cosas que nunca habíamos sabido de la historia, de encontrarnos a la soldado raso, a la mujer del 40, a la mujer que se desdobla y deja de ser mujer para convertirse en un “muchacho” más, abandonando el rol clásico de la mujer ama de casa y madre para adoptar el rol del hombre que va a la guerra a luchar por la patria, siendo duramente despreciada por la sociedad.

Partisanas (movimiento guerrillero apoyado por Stalin)
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Fue un libro que me llevó su tiempo de lectura, es para leer despacio y de a poco, mechando  con otras cosas, pero sin dudas, es una lectura obligatoria para aquel que guste de la historia, las mujeres como protagonistas de la misma y que quiera descubrir toda una cara oculta de La Segunda Guerra Mundial.

¡Muchas gracias a Penguin Random House por el ejemplar! puedes conocer más de esta y otras obras en su portal: Me Gusta Leer

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